Los espejos de suelo
Hasta ahora nunca había vivido en una casa cuyos suelos pudieran reflejar mi imagen. En esta habitación me encuentro, cada dos por tres, con la pupila clavada en la intersección de cuatro baldosines.
Los espejos de pared y armario son neutros, humanamente objetivos. Los de techo, halagadores y exuberantes, irreales.
Todavía no conozco el carácter de las plaquetas. Sólo sé, por el momento, que ocultan el forjado.
Hasta ahora nunca había vivido en una casa cuyos suelos pudieran reflejar mi imagen. En esta habitación me encuentro, cada dos por tres, con la pupila clavada en la intersección de cuatro baldosines.
Los espejos de pared y armario son neutros, humanamente objetivos. Los de techo, halagadores y exuberantes, irreales.
Todavía no conozco el carácter de las plaquetas. Sólo sé, por el momento, que ocultan el forjado.
Francisco José Martínez Morán
5 comentarios:
Pero qué bien!! lo buscaré en cuanto pise una librería.
Gracias!! Me hace ilusión saber que voy a poder leerte!
muuuak.
anTes es QuE No FreGabas nuncA?
GrAnde!!!
joer k bueno: pelillos de punta
nunka se puede ser el primero no???
un besoooooo
Lo de Otto me ha partido el corazón.
Cuando mires a los baldosines de espejos de tu suelo recuerda siempre que tuya es la corona de laurel que se refleja y que tú no eres Poulidor. Mi primero...
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