¡Eso mismo!, pasado y nada más que pasado, cada vez arrastrando un carro más grande del que se cae a veces parte de la carga; y no hacemos más que mirar cómo se zarandea, oír cómo chirrían las ruedas y lamentarnos del mal estado del pavimento. Soy partidaria del invierno que sólo sucede en la memoria!
La foto es genial: unas piernas detenidas en un (estático) movimiento de eterno desequilibrio.
Te escribo para felicitarte por los versos, por la foto y... ¡¡Por la llegada de un año más!! ¡¡ MUCHAS, MUCHAS FELICIDADES!! UN BESOOOOOOOOOOOOOO!!!! MMMMMUUUUUAAAAA!!!!!
Acaso por propugnarnos en diámetros opuestos que cabalgaron al servicio de un mismo dios. Donde hemos caídos deslumbrados en las antípodas del rey. Para rasguñar desnudos y sin memoria, palabras que inconscientes de métodos nos miran frías desde el opaco cielo. Donde sabemos aún no nos cae la verdad, más que el soplo chocante en rostros intimados de nostalgia, como tibio hálito que corre frío en el aliento del viento que nos aleja… llevándose lo sucedido. Dejándonos como lacayos de las vidrieras. designiio
Acaso por propugnarnos en diámetros opuestos, pero que cabalgaron al servicio de un mismo dios. Se nos fue obnubilando la memoria para entregarnos a la condescendiente paciencia y a su locura sin merced… pero patrocinadas por la misma subvención. Donde hemos caídos deslumbrados en las antípodas del rey, a su elección. Para rasguñar desnudos y sin remembranza, el mismo producto que en la historia nos va moldeando a la eterna espera de esas palabras licenciosas, que miran frías e impotentes desde el opaco cielo, el no poder chorrear nuestras embocaduras vírgenes de realidad. Visura ingrata de otro invierno en las esquinas, por donde aún no nos cae la existencia y solo un soplo chocante nos golpea el rostro intimado y visitado nuevamente por las hojas que revolotean agrietadas de nostalgia, en un tibio hálito que corre flemático en el viento que nos aleja… llevándose lo sucedido. Dejándonos como lacayos en las vidrieras.
14 comentarios:
Es difícil labrarse un pasado digno, sí. Y la peor nostalgia es la de aquello que no llegamos a hacer (ni a ser).
Un beso.
¡Eso mismo!, pasado y nada más que pasado, cada vez arrastrando un carro más grande del que se cae a veces parte de la carga; y no hacemos más que mirar cómo se zarandea, oír cómo chirrían las ruedas y lamentarnos del mal estado del pavimento.
Soy partidaria del invierno que sólo sucede en la memoria!
La foto es genial: unas piernas detenidas en un (estático) movimiento de eterno desequilibrio.
Abrazo
Todos los inviernos de la nostalgia, me encantó este poema Francisco. Un abrazo fuerte!
André Domingues
Qué modo de tocar el suelo,
tacones sin tacones.
Ligero, ligero, siempre ligero.
¿Y por qué "Soplo"?
¿Se va a caer?
Nunca he comentado en tu blog, aunque lo leo desde hace tiempo. Sólo quería decirte que poemas como este me parecen magníficos (aparte de tus fotos)
Saludos
Te escribo para felicitarte por los versos, por la foto y... ¡¡Por la llegada de un año más!! ¡¡ MUCHAS, MUCHAS FELICIDADES!! UN BESOOOOOOOOOOOOOO!!!! MMMMMUUUUUAAAAA!!!!!
¿¿Es tu cumpleaños?? Es verdad, era en mayo.
¡¡Felicidades!!:
http://antwrp.gsfc.nasa.gov/apod/image/0601/cartwheel_5panel.jpg
La rueda del carro de la fortuna.
Mmmm
¡una foto chula!
Acaso por propugnarnos en diámetros opuestos que cabalgaron al servicio de un mismo dios. Donde hemos caídos deslumbrados en las antípodas del rey. Para rasguñar desnudos y sin memoria, palabras que inconscientes de métodos nos miran frías desde el opaco cielo. Donde sabemos aún no nos cae la verdad, más que el soplo chocante en rostros intimados de nostalgia, como tibio hálito que corre frío en el aliento del viento que nos aleja… llevándose lo sucedido. Dejándonos como lacayos de las vidrieras.
designiio
Acaso por propugnarnos en diámetros opuestos, pero que cabalgaron al servicio de un mismo dios. Se nos fue obnubilando la memoria para entregarnos a la condescendiente paciencia y a su locura sin merced… pero patrocinadas por la misma subvención. Donde hemos caídos deslumbrados en las antípodas del rey, a su elección. Para rasguñar desnudos y sin remembranza, el mismo producto que en la historia nos va moldeando a la eterna espera de esas palabras licenciosas, que miran frías e impotentes desde el opaco cielo, el no poder chorrear nuestras embocaduras vírgenes de realidad. Visura ingrata de otro invierno en las esquinas, por donde aún no nos cae la existencia y solo un soplo chocante nos golpea el rostro intimado y visitado nuevamente por las hojas que revolotean agrietadas de nostalgia, en un tibio hálito que corre flemático en el viento que nos aleja… llevándose lo sucedido. Dejándonos como lacayos en las vidrieras.
saluditos... Designi...
¡Muchísimas gracias a todos! Bienvenidos los nuevos visitantes; gracias infinitas a los que llevan aquí ya tanto tiempo.
Menos es más. Un abrazo.
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