¡Muchas gracias a todos! Por alguna razón que se me escapa, no apareció publicado un comentario de N.D. que rezaba tal que:
"No sé lo que dice la superstición, pero a uno no le queda más remedio que ser el mismo vaya donde vaya y vuelva de donde vuelva. Y ya."
Gracias también a ti, N.D.
Es, en respuesta a Kart, una toma nocturna de Ribadesella.
Sobre el texto... pienso, cada vez con mayor convicción, que nos rodean múltiples supersticiones poco creíbles de que somos (o podemos llegar a ser, superado tal o cual ritual fosilizado) mejores de lo que somos. El viaje es una de ellas, en mi opinión. Sin embargo, nuestra cortedad de miras es, en realidad, monolítica, inamovible, casi el único punto de referencia de nuestra personalidad.
11 comentarios:
¿¿¿El mismo que se fue???
Imposible, otra vez.
Un abrazo
No sé lo que dice la superstición, pero a uno no le queda más remedio que ser el mismo vaya donde vaya y vuelva de donde vuelva.
Y ya.
Inevitablemente, sí.
Regresar es bonito (en principio;-). Las casas parecen de oro, una llamada brillante. Quedémonos ahí.
Será que el mar tiene tanto poder.
Preciosa fotgrafía color "azul ultramar".
Un beso
No sé qué me gusta más, si la fotografía, las palabras... Efectivamente, me quedo con estas últimas bañadas de esos mares.
Un abrazo enorme
Al final lo que cambia es el propio cambio, así que en definitiva no dejamos de ser exactamente lo mismo...
He vuelto por el blog.
Saludos!
Me encanta, yo creo que quièn vuelve nunca es el mismo de quièn se fue. Un abrazo y nos vemos pronto.
Sara M.
BTW: ¿dónde es?
Me temo que eso que dices es imposible. Tendrás que olvidarte de quien eras para poder pensar que eres el mismo. Saludos
¡Muchas gracias a todos! Por alguna razón que se me escapa, no apareció publicado un comentario de N.D. que rezaba tal que:
"No sé lo que dice la superstición, pero a uno no le queda más remedio que ser el mismo vaya donde vaya y vuelva de donde vuelva.
Y ya."
Gracias también a ti, N.D.
Es, en respuesta a Kart, una toma nocturna de Ribadesella.
Sobre el texto... pienso, cada vez con mayor convicción, que nos rodean múltiples supersticiones poco creíbles de que somos (o podemos llegar a ser, superado tal o cual ritual fosilizado) mejores de lo que somos. El viaje es una de ellas, en mi opinión. Sin embargo, nuestra cortedad de miras es, en realidad, monolítica, inamovible, casi el único punto de referencia de nuestra personalidad.
En fin... ¡muchísimas gracias, de todo corazón!
Publicar un comentario